domingo, 31 de julio de 2011

Florecer con Majo

J!: Me acompañas a Misa? Te lo pido en buen plan...
Tengo muchas ganas d verte, ya? /
D!: Puxa, no me hagas esto :( /
J!: Para mí es
muy significativo compartir la misa con alguien/
D!: Lo sé, y te lo agradezco pero... /
J!: Por favor, qué dices?
/D!: Te lo agradezco pero NO. Paso esta vez./
J!: Ok. Le haré caso a Gournay. Xau./
D!: WTF?/

Otra gran pausa en mi vida afectiva. Los días que caen del calendario y, yo perdiéndome entre las responsabilidades de ser profesional y trabajar. Y trabajar. Y que mi mamá se sienta orgullosa de mí. Y que no le pese todo el dinero invertido si puedo llevarla a almorzar al Romano Rincón Criollo todos los Sábados.
Pero no todo ha sido trabajo. Estos meses he podido conversar más con Majo!. Me he dado cuenta que más son las cosas que nos unen que las que nos distancian. Todo ha fluido de manera única, aunque nos ha costado mucho. Probablemente, más a él que a mí. Hemos tenido que enfrentarnos a los fantasmas de la (no) aceptación, una salida fallida (abortada por él), a la confidencialidad, y a nuestros horarios dispares. En honor a la verdad, debo decir que me emociona tener en mi vida a alguien tan sensato como Majo!. Y tengo miedo (sí, como un teenager, alucina) de que pase algo y se arruine esta relación de compañerismo y complicidad que hemos establecido desde el inicio. Siento que mi corazón (o lo que queda de él) anda débil y ya no podría resistir los encontrones de antaño, y a otra cosa mariposa traicionera.

Evidentemente Majo! no es perfecto (so what?). Hay muchas cosas que omite contar, y que me confunden pero nada que me haga trastabillar hasta hoy. Lo que sí me pone freak es cuando (compulsivamente) veo sus actualizaciones sociales y me topo con sus contactos, enseñando partes del cuerpo que desconocía en ángulos y maneras tan particulares. O sea más calatos y abiertos que rana en mesa de laboratorio, IMPOSIBLE.

Me fascina, más bien, sentir que le conozco un poco más que ayer. Me conmueve cuando hablamos de madrugada y le digo que me voy a dormir (a seguir soñándolo, en realidad) mientras él continuará despierto, estudiando y me pide que le reserve el lado izquierdo de la cama porque así puede abrazarme mejor. Alucino cuando veo sus llamadas perdidas en las madrugadas que hace guardia en el hospital y presiente que entre sueños, yo lo pienso y lo extraño. Me río cuando escuchamos la misma canción en el Msn.

Todas estas cosas hacen renacer la fe. Ya llega el momento de la verdad. La ansiada cita, en estricto privado. Volverá el amor a florecer?