domingo, 20 de diciembre de 2009

TU ME MANQUES! I MISS YOU! JEG SAVNER DEG! MOU LEIPEIS!

Sabes que me está matando esta espera cruel,

Y la resignación es un deseo sin piel,

Y cada día llora algo muy dentro de mí.

No hay forma lógica de hacer mi vida sin ti


(LO IMPRESCINDIBLE- SHAKIRA)


Te extraño L_A.


Me haces falta en todos los idiomas, y en los rincones de mi hogar (no tan dulce).


Me invade una nostalgia suicida cuando algún número desconocido me llama, y fantaseo (perversamente, alucino) que eres tú.


En las noches vacías como la del Jueves, me siento a la luna con las piernas cruzadas (y cansadas) como muñeco abandonado y miro de reojo al cielo, a ver si caes en mi cabeza como un cometa, con tu sonrisa limpia, con tu boca suave y tus manos rápidas y tan compatibles con mi anatomía.


Pero no es cierto, me doy cuenta. Sé que no volverás porque he cerrado todas las compuertas entre los dos. Aunque con toda tu frescura, arrechura y ternura te las arreglarías para volver, si quisieras.


Y ambos sabemos que no me quieres lo suficiente como para esforzarte un poco y ser mejor persona. Menos perro, menos puto, menos infiel y sobre todo: MENOS PÚBLICO (y púbico).


No me queda más recurso que conservar en la piel los recuerdos no tan añejos de nuestra noche perfecta. Mi imaginación fértil hace su mejor esfuerzo para sobrevivir a la melancolía y al espanto de mi soledad.


A pesar de todo, mis sentimientos son tercos, lo sabes. Y te sigo buscando en los sueños de lo que nunca podré tener: alguien que me quiera con la intensidad del mar y me espere con ojos aguados de amor cuando vuelva de representar mi ficción al mundo.


Cae la tarde del domingo, y vuelvo a olerte en el cuarto de mi hermana, a reírme contigo en la mesa de mi cocina, a verte en el umbral de mi puerta. Entonces me provoca abrazarte, sentir tus manos deslizándose por mi espalda y te desvaneces, me quedo solo con mi deseo de ponerme mi mejor ropa y salir corriendo a buscarte en el medio de la nada.


Ahora que lo pienso, tampoco me estoy esforzando por ti. O quizá solo me hago el resignado para no aniquilar lo que me queda de orgullo, por que si realmente quisiera me aparecería en tu camino de nuevo, te sonreiría con mi calculada cordialidad y volveríamos a empezar.


Pero no lo haré. Aunque llore sangre. Ambos jodimos el asunto. Acuérdate, yo en primer lugar por templarme como adolescente tierno de ti y tú, por seguirme el juego para que una noche infame me digas que no podía ser, que sólo podíamos ser amantes, que enamorarte de otro chico no estaba en tus planes, aunque si tirar hasta cansarte. Tu deshonesta proposición ponía, hay que reconocer que has sido el mejor compañero de cama que he tenido, y yo representé lo mismo para ti, según me decías, y por lo menos en eso supe que eras sincero. Si nos hubiésemos filmado, allí entre sábanas amarillas, habríamos despertado la envidia y admiración del mundo entero, te lo puedo jurar.


Lamentablemente, yo siempre necesito más. Más que cama, más que sexo, más qué química. Yo necesito sentirme querido. Y tú no podías darme ese plus emocional. Así que emprendí la retirada, y resistí con aplomo la tentación de mirar atrás y aceptar ser tu amante. Los primeros días no fueron la gran contusión sentimental que esperaba, andaba tan ocupado que no debía darme el lujo de rendirme a la pena. Pero hoy que estoy a unos días de cerrar mi año, siento un vacio inmenso, Un agujero negro en mi corazón (y mi razón). El anticipado final de nuestra historia, no fue una cuestión de moral, porque hay días que amanezco sin sentido ético, fue una cuestión de egoísmo, de celos de compartirte con alguien más.


Y¿ qué harás en este preciso instante? Mientras yo tipeo violentamente y le arranco sonidos guturales al teclado, desgarrando en el acto mi propia alma, es altamente probable que estés abandonado en tu ahuecada cama, en estado vegetativo, después de una soberbia jarana, esperando que te llame alguna de tus novias o amantes eventuales y te pida que la/lo lleves a comer ceviche en restaurantes anónimos y pacharacos. Te visualizo en mi mente, estás en un taxi amarillo con la charapa terramoza que es tu novia favorita, seguramente vestido con tu ropa de bacán y ese pita horrorosa (que me hacía replantearme constantemente el hecho de que me gustases tanto) anudada al cuello, mientras ella, como la gran meretriz que orgulloso me comentaste, desliza su pierna por encima de las tuyas haciéndote sentir la mar de excitación que te hierve la sangre y te calienta la cabeza.


En fin, la vida es así y conmigo peor aún. Siempre que creo haber encontrado la felicidad en esta ciudad tan cuadrada, me doy contra la pared. Es inevitable, lo única certeza contigo es saber que no podrás olvidarme aunque quieras, porque como dice la canción: El postre siempre es lo mejor, y nadie lo hace como yo. Lo entiendes, verdad?