viernes, 24 de julio de 2009

EL LECTOR CONOCE AL AUTOR

"Hablas de mí y no sabés quién soy, a quien amé y a quien odié de veras. Nunca sabrás si digo la verdad porque no sé que mentira quisieras(..). Hablas de mí y no sabés quién soy, cuánto placer puede darme el dolor. Como el amor de los desconocidos que espera el sol en una estación." (TESORO- LEO GARCÍA)

Es un fría noche de Julio. Mientras me pongo las pijamas, enciendo el ordenador. Nada nuevo, excepto él. Pongámosle un nombre: El Fraile. Me dice que le gustó el blog, que está chévere. Incluso lo pone en su nick. Yo trato de responderle con amabilidad. Casi sin ganas, porque tengo pereza y hambre. Pero una sensación extraña me invade. Es como cuando quieres silencio, y una comparsa multitudinaria pasa por tu ventana. Voy a ducharme. Aún lo encuentro en línea. Volvemos a conversar. Pronto se va. Me siento liberado.

Es que me da fiaca todo este tipo de cuestiones, porque cuando eres lector te crees dueño del mundo, puedes interrogar, comentar, criticar, desnudar y hasta golpear al autor. Siempre le vas a pedir explicaciones, razones y de cucharita querrás incorporarte a su mundo sin previa invitación. Y como la mayoría de escritores necesitan de lectores que los consuman para seguir existiendo, nos haremos al dolor y pondremos una sonrisa cursi en los labios.

Días van, días vienen. Sigo hablando con el fraile (casi todas las noches), en realidad es una persona de trato fácil, ligero. No me complica mucho, hasta que empieza a interesarse por mí. Lo noto, me persigno. Oops! No soy creyente. Intento ignorar sus insinuaciones, me pongo la capa rosada de súper gay para persuadirlo de que me deje en paz. Me dice que soy entrete (así, en lugar de decirme ENTRETENIDO), le replico que se deshaga de la idea porque soy tan malo para la salud humana como una tonelada de plomo en un vaso de Inka Cola. Insiste, ahora me espera para charlar. Me escribe. Sigo con mi actitud de repelente anti-mosquitos.

Me canso. Pero el fraile, no! Ahora afirma que me quiere. Y yo me quiero morir. Con el trabajo que me ha costado recuperarme de los fracasos emocionales. No puedo permitir que alguien se acerque a mi vida de esa manera. No. He terminado una relación NEAT de algunos meses porque me sentía estancado, DESPROTEGIDO. No voy a permitir que ese desconocido venga a irrumpir en mi calma. Me pide el número de celular. Obvio que no se lo doy. Tengo que ingeniármelas para que se de cuenta que no soy tan bueno como parezco.

No consigo mi propósito, aunque lo he maltratado bastante. Y sé que algunas veces, ha estado a punto de mandarme al infierno (donde pertenezco), pero no lo hace. Hay que reconocer que tiene fuerza. Y es amable. Y me habla bonito. Y me trata bien. Y me hace sentir tranquilo. Y Está al tanto de mí. Y me empieza a agradar.

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